jueves, 16 de mayo de 2013

LA ORACIÓN


LA ORACIÓN
En la sociedad de hoy en día, cuando una persona está atravesando alguna situación difícil, una enfermedad o una serie de problemas, normalmente lo comenta con alguien cercano y de su confianza como por ejemplo familiares, amigos, especialistas y guías espirituales, y cuando se pide su opinión al respecto o una posible solución a la dificultad, es normal escuchar que de su boca salga alguna de estas frases:
-“Debes hablar con alguien que haya pasado lo mismo que tu”
-“Animo, de algún modo solucionaras ese problema”
-“Si yo pudiera ayudarte, con gusto lo haría”
-“Tienes un gran problema entre manos”
-“Inténtalo otra vez, no te rindas”
-“Que mal me siento por ti”
-“No sé qué recomendarte”


Esas son frases alentadoras y solidarias pero cuando hablas con alguien que dice:
-“A ti solo Dios puede ayudarte”
-“Lo mejor sería que buscaras a Dios”
-“Deberías de orar a Dios por esa situación”
-“No te rindas, Dios nunca te ha abandonado”
-“Te invito a que oremos a Dios, encomendando tu situación”

Son estas últimas, el tipo de frases que realmente ofrecen una luz que puede guiarle hacia la solución del problema, pero surge una duda ¿Cómo puedo encontrar a Dios? Y la respuesta es muy sencilla… POR MEDIO DE LA ORACIÓN.


¿Qué es la oración?


El origen de la palabra ORACIÓN (en el sentido significativo de orar) deviene del latín Oratio, -Onis, que de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española se define como: “suplica o ruego que se hace a Dios”; además, de ser entendida como el esfuerzo que hace el humano para comunicarse con Dios para ofrecer pleitesía, interponer peticiones, expresar sentimientos o manifestar emociones.  


La gran mayoría de personas considera a la oración de una de las cuatro formas siguientes:
-Como una obligación en determinadas actividades o eventos (sociales, políticos y religiosos)
-Como parte de un rito religioso.
-Como la manifestación de la devoción hacia Dios.
-COMO UNA NECESIDAD.


Le insto a que reflexione un par de segundos para que se autoevalué y en su mente responda sobre cuál de estas consideraciones es la aceptada por usted. Sea cual sea su respuesta por favor lea la siguiente pregunta.


¿Cómo orar?


Este es un punto muy delicado, ya que dependiendo de la creencia religiosa que usted tenga, así es de variable la forma en que para usted es o no correcto orar (o rezar como dicen nuestros hermanos católicos), por ello no hablare con un fundamento humano sino que prefiero exponer este punto basado en las sagradas escrituras.


El mejor ejemplo de la forma correcta de orar, es el que el mismo Señor Jesús nos dice en  Mateo 6:5-15 (siendo el mismo en Lucas 11:2-4).

Jesús inicia diciendo que la oración no debe de ser “hipócrita” (Mateo 6:5-6), ya que la oración debe ser dirigida solo a Él y contener el deseo sincero de ser escuchados única y exclusivamente por Él. No debemos cometer el equívoco de pensar que Jesús está prohibiendo orar en eventos público, consagración de actividades, encomendamiento por seguridad en viajes colectivos, etc, sino que la idea es muy clara: La oración es para Dios.

En segundo lugar, Jesús nos ordena no hacer “vanas repeticiones” (Mateo 6:7-8), esto es muy simple de comprender porque el palabrerío no sirve de nada, ni en la tierra y mucho menos en los cielos, cuando estamos tratando de comunicarnos con Dios. Las "vanas repeticiones" no se refiere a que a Dios debemos de pedirle solo una vez por nuestras peticiones sino, muy por el contrario, se nos dice que debemos de crear un vínculo con Él, ósea formar una amistad con Dios y eso se logra mediante la conversación diaria con Él; además, en la misma cita Jesús nos manifiesta que sabe perfectamente que necesitamos, cuando lo necesitamos, porque necesitamos eso y para que necesitamos esa respuesta, lo sabe porque Jesús siendo también Dios (Santísima Trinidad) posee el atributo de la omnisciencia –Solo Él lo sabe absolutamente todo-.

Por ultimo Jesús nos da un ejemplo de oración: (Mateo 6:9-13)
 
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén
     
Este ejemplo de oración ha trascendido el tiempo hasta nuestros días y seguirá haciéndolo hasta la venida de nuestro Señor y Salvador.

Para finalizar, por el momento, si usted se encuentra buscando a Dios, nunca se ha comunicado con Él y desea o mejor dicho necesita hablar con Él, permítame darle el “rompe hielo” que yo utilice cuando hable conscientemente por primera vez con mi Padre celestial: “Señor, soy yo, Edwin… AYUDAME!!!…”, después comencé a orar como si estuviera frente a Él. Con el pasar del tiempo mi confianza fue creciendo y la fe en mi corazón se convirtió en mi esperanza.


Por todo lo que ha leído, le invito a que le permita a Jesús entrar en su corazón, solo haga la prueba, si no le funciona, no le he fallado yo sino que le ha fallado Dios pero como Dios es perfecto, Él nunca falla. Esta es su oportunidad para experimentar un cambio en el estilo de vida que tiene y de obtener a diario una DOSIS DE FE PARA EL ALMA.  



Hno. Edwin Zarco

0 comentarios:

Publicar un comentario