¿Qué es
la humildad?
Estoy seguro que todos, alguna vez, hemos oído o
nos han dicho por lo menos una de estas expresiones:
- Esa persona
es muy humilde.
- Deberías de
ser más humilde.
- Me gusta la
actitud de esa persona, es humilde.
- La humildad
es la llave que abre todas las puertas.
- Él tiene
muchas capacidades pero no es jactancioso, mantiene la humildad.
Pero… ¿que significa realmente la humildad?,
¿podría ser cuando nos referimos a alguien que está en una situación
paupérrima?, ¿Cuándo describimos a una persona que es “buena”?, ¿Cuándo una
persona es descriminada o abusada por cualquier motivo y no actúa de ningún modo
en su defensa personal?... Para saber una respuesta basada en las sagradas
escrituras y para comprender de una mejor manera esa palabra, es que
desarrollare esta publicación.
La Humildad
Como siempre, iniciamos con el origen etimológico
de la palabra humildad. El Diccionario de la Lengua Española dice que viene del
latín humilĭtas, -ātis y la define como: Virtud que consiste en
el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo
con este conocimiento. Esta definición es clara para un sentido social pero es
necesario y primario que veamos lo que la biblia nos dice sobre la humildad, ya que el Señor nos dice que la humildad del
hombre es un elemento del temor a Jehová, por lo que riqueza, honra y vida
están garantizados de su parte (Proverbios
22:4)
La humildad es un elemento intrínseco
que tienen todas las personas y ese elemento se alberga en el alma porque es un
componente de la personalidad del individuo y dependiendo de las circunstancias,
educación, desarrollo social y fundamento espiritual (en conjunto), la persona puede, única y exclusivamente por elección
propia y personal, agregar a su comportamiento la virtud de la humildad.
La Humildad como antónimo de la
Orgullo.
Como hemos visto anteriormente, la
humildad es una virtud pero así como existen virtudes hay defectos, y lo
opuesto a la humildad es el orgullo (sinónimos de ello son la Soberbia, Altivez, Jactancia,
Vanidad y Engreimiento). Dios, mediante las sagradas escrituras, en varias
citas, condena al orgullo y sus sinónimos, veamos algunas de esas citas:
- Levíticos 26:19. Quebrantare
la soberbia de vuestro orgullo, y hare vuestro cielo como hierro, y vuestra
tierra como bronce.
- Santiago 4:6
Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
- Daniel 5:20. Mas cuando su
corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto
del trono de su reino y despojado de su gloria.
- Lucas 14:11. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado;
y el que se humilla, será enaltecido.
- Proverbios 16:19. Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con
los soberbios.
- Proverbios 21:4. Altivez de
ojos, y orgullo de corazón, y pensamientos de impíos, son pecados.
- Proverbios 29:23. La soberbia del hombre le abate; pero al humilde
de espíritu sustenta la honra.
- Salmos 37:11. Pero los mansos
heredarán la tierra; y se recrearán con abundancia de paz.
- Mateo 18:4. Cualquiera que se
humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
- Santiago 4:10. Humillaos delante
del Señor, y él os exaltará
Y así hay muchas otras citas más en
las cuales Dios siempre desaprueba el orgullo y sus sinónimos pero aprueba y
remunera la humidad.
Ser
humilde... ¿Por qué?
Si a esta altura de la lectura, desea
una justificación o mejor dicho un fundamento, del porque debemos ejercer la
humidad en nuestras vidas permítame darle tres puntos:
Punto 1: Es un mandato de Dios.
El Señor nos dice que debemos “vestirnos”
de humildad (Colosenses 3: 12), para poder tener una relación de hermandad con
las demás personas (Efesios 4: 2) ya que Él desprecia la soberbia del hombre
pero da gracia en TODO al humilde y cuando sea el tiempo de su manifestación el
dará corona para al que es humilde de corazón (1° de Pedro 5: 4-6)
Punto 2: La humidad es igual a
bendición.
Dios, plasma en su palabra que
siempre que una persona ejerce la virtud de la humildad, ya sea ante los ojos
de los hombres o en la intimidad con Él, siempre acarrea una bendición y es común
que el respaldo de Dios sea manifiesto, en gran manera, ante los ojos de los que lo rodean, siendo así como Dios nos exalta (porque sabe que el humilde no se enorgullecerá
de sí mismo) y nos otorga agradabilidad ante los demás.
Punto 3: A Dios le es grato un corazón
humillado y sincero.
Un corazón que es contrito y humillado
jamás será despreciado, ni pasado por alto por Dios (Salmos 51:17), porque
cuando le invocamos y Él observa que el corazón de uno de sus hijos esta
humillado, no de vergüenza sino por la autoridad, respeto y grandeza de nuestro
Señor, deseo de encontrarle y arrepentido de sus pecados, Él con el mayor de
los agrados, oye desde los cielos, perdona los pecados y ofensas del humilde y da
nuevas oportunidad (2° de Crónicas 7:14)
Antes de cerrar esta parte del tema,
debemos de evitar el equívoco de la HUMILDAD FINGIDA O HIPÓCRITA, en la cual la
persona solo trata de demostrar su “humildad” para que los hombre hablen bien
de ella o que en su corazón piensa que podrá engañar a Dios y hacerle pensar
que su actitud de humildad lo hace merecedor de la respuesta favorable de Dios
a sus peticiones.
¿Cómo
puedo ser realmente humilde?
En una cadena de pasos a seguir usted
puede transformar sus actitudes incorrectas a una virtuosa actitud de humildad
sincera, pura y real.
1.- Primero es necesario que
confesemos nuestras faltas y pecados a Dios, para que su perdón sea efectivo en
nuestras vidas y así sean borrados para siempre.
2.- Tener la paciencia y fe
necesarias para que ante cualquier situación, y sin importar cuál sea la respuesta
de Dios, aceptemos su voluntad.
3.- Someternos y reconocer las
autoridades (buenas, malas, injustas) terrenales ya que al final de todo, ha
sido decidió por la voluntad de Dios.
4.- Ser perceptivos a los consejos y recomendaciones
que familiares, amigos y guías espirituales pueden hacer con el fin de mejorar
nuestro comportamiento.
5.- Admitir nuestros errores y limitantes.
6.- Tener un corazón dispuesto y
abierto al perdonar de las faltas y daños que puedan suceder a lo largo de
nuestra pequeña vida.
Humildad no significa, permitir ser
humillado por otra persona o vivir en condiciones deplorables, sino que como
consecuencia de nuestro pequeño estudio, podemos decir que la humildad es en
realidad UN DON DE DIOS (o como un sinónimo de uno de los frutos del Espíritu
Santo, la mansedumbre) que todos tenemos pero que no todos hemos desarrolla o
que no hemos aplicado a lo largo de nuestras; asimismo, si usted se considera
humilde, siempre habrá un área en la cual se debe y puede llegar a mejorar, eso
sin importar la edad, educación o posición social que se tenga.
En ese orden de ideas, y como siempre
lo hago, permítame invitarle para que le una oportunidad a Dios, mediante el Espíritu Santo, de transformar sus actitudes y su vida, lo único
que usted debe de hacer como primer paso, es abrir su corazón a Jesús y
recibirle como suficiente salvador personal para que todos los días de su vida,
goce del don de la humildad y su alma tenga una abundante DOSIS DE FE.
Hno. Edwin Zarco.
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